VEF Blog

Titre du blog : Can Mitrofan, el blog de Joan-Daniel Bezsonoff
Auteur : Mitrophane
Date de création : 05-03-2009
 
posté le 14-05-2009 à 10:55:18

Ressenya de Julià Guillamon a LA VANGUARDIA 13/05/2009

                                                         

 

Documento. El escritor de Perpiñán reinvida sus señas de identidad.   ÍTACA HOY 

Julià Guillamon

 

Josep Maria Muñoz, director de L’Avenç, ha iniciado una encuesta entre los autores catalanes de la generación del baby boom para saber cómo fue su infancia y, a través de su testimonio, aproximar al lector episodios de la historia reciente. Cada vez más, el escritor se siente extranjero ante la realidad o, como dice Bezsonoff,  eximit de l’existència, expatriat evanescent enmig dels meus. ‘  Frente al poeta que toma la palabra en nombre de la comunidad, el memorialista que describe un itinerario personal separado de sus conciudadanos por sus orígenes, su formación y su manera de ver el mundo. La literatura catalana del siglo XXI ha dejado de crear el discurso identitario, cada vez más   sus autores se limitan al papel de mala conciencia. El retorno a una infancia de los años sesenta, en los inicios de la sociedad masificada, permite analizar las causas de un fracaso.

   Bezsonoff parte de un marco idílico : es joven y vive como un francés en Briançon, Breisach am Rhein o Massy, donde su padre, oficial del ejército, está destinado. Le gusta Francia, los castillos, Paris Match, los almacenes Prisunic y los coches con las luces amarillas. En el Rosellón, donde viven sus abuelos maternos, la vida se desarrolla en catalán. Dos mundos posibles, dos existencias plenas, que el tiempo se encargará de borrar. Sus padres se separan en 1969. En el mismo momento en que se instala en Nils y empieza a familiarizarse con el catalán de sus abuelos, la transmisión de la lengua se rompe. Mitterrand gana las eleccione de 1981. Bezsonoff tiene dieciocho años y cierta tendencia a la nostalgía que le lleva a refugiarse en mundos perdidos : la Argelia francesa, la heroica guarnición de Diên-Biên-Phu en Indochina, la Occitania libre, escenarios que más tarde incorporará a sus novelas.

Espíritu inquieto, deambula más o menos interesado por las aulas, y empieza a construir su identidad fuera de ellas, a través de las lenguas, la literatura, el cine y la música. Presenta su propia visión de la historia, que no siempre coincide con la de los manuales (cuando habla, por ejemplo, del respeto hacia el mariscal Pétain de la generación de sus abuelos). Y se desmarca de la política francesa y catalana que le despierta, a lo sumo, una curiosidad arqueológica (cuando compara el debate Giscard-Mitterrand con una justa intelectual, reminiscencia de los salones del XVIII). En el fondo subyace la añoranza del orden patriarcal representado por las acomodadoras del cine, uniformadas como azafatas de Air-France, y por los presentadores de los primeros años de la televisión, con su dicción impecable.

 

Un espacio personal.

Pinyols d’aubercoc de Emili Manzano y Una educació francesa —los dos libros fruto de la propuesta de Muñoz para L’Avenç— tienen en común la creación de un espacio personal, a través de la lengua, el sentimiento del paisaje vinculado a la infancia y la cultura literaria. El relato de Manzano tomaba la forma de un relato de iniciación, con la partida de Mallorca y el regreso, años más tarde, que implicaba el reencuentro con los orígenes. Bezsonoff construye un personaje candoroso en la niñez, curioso en la juventud y escéptico en la madurez. De cuando en cuando, a propósito de un profesor pintoresco, salta una anécdota o un chiste como un fogonazo, pero la melancolía predomina en la mayoría de las páginas. El retorno a Massy, en el capítulo final (Retorn a Ítaca), es todo lo contrario de una recuperación. Bezsonoff visita los grandes bloques de hormigón de los Grands Ensembles donde vivió hasta los once años, enumera a los amigos desaparecidos, se pasea durante un día por la ciudad como si nunca hubiera salido de ella y termina con la palabra trist.