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Titre du blog : Can Mitrofan, el blog de Joan-Daniel Bezsonoff
Auteur : Mitrophane
Date de création : 05-03-2009
 
posté le 08-04-2009 à 09:24:40

Ocupació de bijuteria

Ressenya publicada al Periódico, 7/04/2009

 

La ritournelle de la faim / la música de la fam

Jean-Marie Gustave Le Clézio

 

 

 

                                                                                                                               

 

Em topo amb russos a tots els llibres. Acabo d’enamorar-me de Xenia Charivova. ‘ Nunca había visto unos

ojos como los suyos. De un azul pálido, levemente ceniciento —color de pizarra descolorida, color de mar del Norte ‘ L’he coneguda a la darrera novel·la de J.M.G Le Clézio : La música del hambre (jo hauria preferit ‘el retornelo ‘, únic retret que faré a l’excel·lent traducció de Javier Albiñana)

Aquesta és la història d’una amistat extraordinària entre dues noies : Ethel Brun, francomauriciana, i Xenia, d’origen rus. ‘ Su amistad significaba demasiado para Ethel. Era un milagro. Seguro que sus compañeras se sentían celosas. ‘ A voltes, aquest llibre retira a un pastitx de les novel·les de Modiano, amb la mateixa fascinació pel París de l’Ocupació alemanya, un París descrit amb la mateixa minúcia poètica, la mateixa poesia toponímica. ‘Rue Falguière, rue du docteur Roux, rue des Volontaires, rue Vigée-Lebrun, rue du Cotentin ‘etc.’

Ara, Le Clézio no coneix tan bé aquest període com Modiano. A l’estiu del 1944, la gent ja no llegia L’Illustration, compromesa amb l’ocupant. També m’ha semblat curiós que esmenti tan sovint la Rue Marguerin sense precisar que, fins al 1940, s’hi ubicava la redacció de Je suis partout, la famosa revista citada per l’autor a la pàgina 145.

Aquest llibre, adés avorrit adés emocionant, apareix com una enèsima variació sobre la culpabilitat francesa durant l’ocupació i la tragèdia de la deportació dels jueus. Malauradament, el París de Le Clézio luu com joies de bijuteria. No n’hi ha prou amb una acumulació de cognoms i de sigles per reconstituir una època, els seus perfums i les seves ombres. ‘ Se sabía todos sus nombres, Latécoère, Breguet, Hotckkiss, Paleron, Voisin, Humber, Ryan, Faraman. ‘ L’autor sol fer fa servir el mateix truc amb els carrers de París, de Niça, els col·laboracionistes, els illots i de les platges de l’illa Maurici. Malgrat l’estil brillant, aquesta novel·la m’ha decebut molt. Els retalls de diàlegs sense interès, les simplificacions històriques molestes per un autor que pretén descriure una època tan complexa volen com els dirigibles d’antany. Fan patxoca, impressionen i acaben cremats en una platja de Nova York.

 

                                                          

                                                                         

 

Encuentro rusos en todos los libros. Acabo de enamorarme de Xenia Charivova, «Nunca había visto unos ojos como los suyos. De un azul pálido, levemente ceniciento –color de pizarra descolorida, color de mar del Norte». La he conocido en la última novela de J. M. G. Le Clézio (Niza, 1940), La música del hambre (yo habría preferido ritornelo, único reproche que haré a la traducción de Javier Albiñana). Esta es la historia de la amistad extraordinaria de dos muchachas: Ethel Brun, franco-mauriciana, y Xenia, de origen ruso. «Su amistad significaba demasiado para Ethel. Era un milagro. Seguro que sus compañeras se sentían celosas». A veces, el libro parece un pastiche de una novela de Patrick Modiano, con la misma fascinación por el París de la Ocupación, un París descrito con la misma minucia poética, la misma poesía toponímica.
Ahora bien, Le Clézio no conoce tanto este periodo como Modiano. En el verano de 1944, la gente ya no leía L’Illustration, comprometida con las fuerzas de ocupación. También es curioso que se mencione tan a menudo la Rue Marguerin, sin precisar que hasta 1942 allí se ubicaba la redacción de Je suis partout, la famosa revista antisemita citada por el autor en la página 145.
El libro, a ratos aburrido y a ratos emocionante, aparece como la enésima variación sobre la culpabilidad francesa durante la Ocupación y la tragedia de la deportación de los judíos. Desgraciadamente, el París de Le Clézio brilla como una bisutería. No es suficiente con una acumulación de nombres y de siglas para reconstruir una época, sus perfumes y sus sombras. «Se sabía todos sus nombres, Latécoère, Breguet, Hotckkiss, Paleron, Voisin, Humber...». El autor suele valerse del mismo truco con las calles de París, de Niza, los colaboracionistas, los islotes y las playas de isla Mauricio. Pese a su estilo brillante, esta novela me ha decepcionado. Los fragmentos de diálogo sin interés a la manera del nouveau roman, las molestas simplificaciones históricas por un autor que pretende describir una época tan compleja vuelan como los dirigibles de antaño. Son aparentemente hermosos, impresionan y acaban calcinados en una playa de Nueva York. H

LA MÚSICA DEL HAMBRE / LA MÚSICA DE LA FAM
J. M. G. Le Clézio
Trad.: Javier Albiñana / Anna Torcal y Salvador Company. Tusquets / Edicions 62. 210 / 197 páginas. 17 / 18,50 €