Artículo publicado en E-notícies, 23/01/2011
Durante el otoño de 2009, acompañé a un amigo a Nuestra Señora de Donasà, un monasterio perdido en las montaña de la raya entre el Capcir y el Languedoc. Los viejos campesinos de allí hablan un occitano genuino con fuertes influencias catalanas. El viaje a través de la Fenolleda ya constituye un retorno al pasado. Esta comarca de ningun modo industrializada ha conservado toda su belleza con las ruinas de los castillos cátaros, las viñas, los bosques misteriosos i estos pueblitos melancólicos. Unos pueblitos ideales para un desamor...Sólo los coches que véis de vez en cuando os recuerdan que estamos en el siglo XXI. Los monjes se han despedido del siglo y viven como en la época de san Benito. Edifican un nuevo monasterio que, de momento, se parece a una población del Far West sin indios, mejicanos, ladrones, cow-boys ni putas...Los monjes se cuidan de un huerto criando vacas y ovejas. Un fraile baja a una pequeña gasolinera, tolerada en un cañón del valle del Auda, para traer un queso excelente. El padre abad y el fraile portero tienen una voz dulce y una mirada inolvidable. Esta serenidad no he sabido encontrarla en Des hommes et des dieux, la película de Xavier Beauvois sobre el martirio de los monjes de Tibharine. Ésa es una obra de cualidad, pero no he leído ninguna transcendencia. Hasta, me ha paredico a veces chillona cuando filman la última cena de los frailes. ¿ Para qué sirven todos estos primeros planos? Ya habíamos entendido que el cineasta pensaba en la santa Cena. El único momento de emoción, para mí, es cuando los monjes hacen una foto juntos. He sentido entonces una verdadera amistad, una hermandad. A pesar de todo, esta película demasiado académica tiene muchas cualidades. Vale la pena que los lectores de este diari ola vean aunque no encuentren la mirada del padre abad. Esta mirada sólo la he visto en los monjes, un coronel de la gendarmeria y un capitán de los paracaidistas. Jean-Pierre Melville, uno de los mejores cineastas franceses, ya lo había observado. ' L'un des rares moments où on rencontre la vertu dans une vie d'homme, c'est dans l'armée aux côtés des officiers supérieurs, les vrais moines d'aujourd'hui. ' (Uno de los pocos momentos en que encontramos la virtud en una vida de hombre, es entre el ejército al lado de los oficiales superiores, los verdaderos monjes de hoy. '